Aunque mi origen étnico es una amalgama, el concepto de asimilación -tanto como método de supervivencia como fuente de desprecio- se amplió considerablemente cuanto mayor me hice. Dejé la escuela de mi barrio y fui a una escuela privada predominantemente blanca en 4º curso. Este entorno contrastaba fuertemente con la composición socioeconómica de mi ciudad, pero no de mi barrio. Empecé a sufrir discriminación en forma de intolerancia y microagresiones que me recordaron a aquel incidente en la iglesia, aunque de forma casi opuesta. Ambos son incidentes por los que estoy eternamente agradecido, ya que me dieron el marco para hacer frente a la microagresión desde una edad muy temprana - Lo que resulta en una disminución de la tolerancia a tales prejuicios sin sentido, y una caja de herramientas cada vez mayor para la comunicación con los demás.